
Su práctica
nos muestra que cada persona es única e irrepetible por lo que no hay reglas
universales ni terapias milagrosas, pero sí existen principios básicos que
pueden ayudar en la compleja, delicada, y maravillosa tarea que es aprender a
vivir. El psicólogo puede ser como un “entrenador” que ayuda a los demás a
potenciar al máximo sus cualidades y habilidades a la par que mitigar déficit y
defectos. También ayuda a desarrollar habilidades que no teníamos o que estaban
bloqueadas.
No es
necesario presentar una patología clínica para ir al psicólogo, a veces se
requiere ayuda para superar dificultades del día a día como por ejemplo
dificultades en nuestra comunicación, percibir que un problema se nos desborda
y sentir que el apoyo de nuestros allegados no es suficiente.
Sin embargo el éxito de la terapia radica en la implicación que demuestre la persona que ha buscado la ayuda, ya que somos profesionales y no brujos. Recordemos que la felicidad depende de nosotros y no de nuestras circunstancias. Se buscará la PROACTIVIDAD para ser los arquitectos de nuestra propia vida. No se lograrán cambios positivos si el mismo cliente no lo desea lo suficiente y si no tiene la fuerza de voluntad para lograrlo.
Sin embargo el éxito de la terapia radica en la implicación que demuestre la persona que ha buscado la ayuda, ya que somos profesionales y no brujos. Recordemos que la felicidad depende de nosotros y no de nuestras circunstancias. Se buscará la PROACTIVIDAD para ser los arquitectos de nuestra propia vida. No se lograrán cambios positivos si el mismo cliente no lo desea lo suficiente y si no tiene la fuerza de voluntad para lograrlo.
somos un mundo de lleno de emociones
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