Como todos sabemos, estar en una relación no siempre es fácil y color de rosa como quisiéramos. Sin embargo son aquellos buenos momentos, esas anécdotas que nos sacan una sonrisa, esas cosas que vamos construyendo al lado del ser amado, la esperanza de lograr una estabilidad y seguridad emocional en nuestra relación las que nos hacen seguir luchando para sacar adelante la relación.
Existen 4 temores básicos que subyacen en una relación, estos son el temor a la opresión, el temor al abandono, el temor a la vergüenza y el temor al vacío. Estos serán explicados con más detalle más adelante en futuras entradas al blog, sin embargo todos estos temores, por más diferentes que sean, tienen algo en común y eso es que nos hacen actuar de una forma auto-protectora, la cual no es del todo clara para quién está al lado y generan un tipo de comunicación que no es la adecuada.
Como ya sabemos, una comunicación clara es la apropiada para cualquier tipo de relación, sin embargo para las relaciones de pareja son indispensables.
Para que se de esto las personas tenemos que sentirnos en total confianza con quien nos comunicamos, ya que hablar con total sinceridad sobre nuestros sentimientos, deseos, pensamientos, etc. puede tener sus riesgos.
Entonces, para no hacerlo complicado, el punto inicial de una relación es la base para lograr que el futuro de esta sea sano y satisfactorio para ambas partes. A lo que me refiero es que desde el inicio de una relación, desde las primeras citas las personas debemos ser auténticas y sinceras sobre nosotros mismos.
Normalmente en el comienzo de una relación las personas muestran "su mejor cara", sin embargo conforme pasa el tiempo vamos revelando más y a veces sucede que lo que vamos conociendo del otro no es lo que esperábamos o no concuerda con lo que supuestamente sabíamos. Es ahí donde empiezan los problemas, peleas y sale la típica frase que escucho en la terapia de parejas "quisiera que todo sea como antes", y resulta muy difícil lograr esto, ya que los seres humanos estamos en constante evolución, cambios de todo tipo y tenemos que aprender a adaptarnos, y más aún cuando estamos en pareja, ya que no solo tenemos que adaptarnos a los cambios que experimentamos como individuos, sino también adaptarnos a los de la pareja. Es por esto que una comunicación sincera desde la primera etapa de una relación, el enamoramiento, será muy importante para dejarnos conocer como realmente somos, así en el proceso de la vida facilitaremos a quien está a nuestro lado a entendernos, apoyarnos en la forma que necesitamos ser apoyados y de ser posible a ayudarnos a seguir adelante a pesar de cualquier dificultad.
Entiendo que esto de la comunicación sincera puede tener sus riesgos y a veces las personas optamos por omitir o callar algunas cosas por temor a ser rechazados, o tal vez menospreciados o juzgados; cuando esto suceda lo mejor es tomarnos un momento para pensar en los beneficios que trae una comunicación abierta y asertiva a largo plazo, será importante saber que en un futuro, sea inmediato o sea lejano, nuestro YO real saldrá a la luz ya que a pesar de todos los esfuerzos que hacemos por agradarle a la pareja y estar siempre bien, no podremos mantener la careta para toda la vida. Nuestras necesidades, gustos, deseos, aspiraciones, etc. son tan importantes como lo son los del compañero sentimental. Dejarnos conocer tal como somos brindará a la relación una mayor posibilidad de perdurar en el tiempo y en el amor genuino, cosas que todo ser humano busca en una relación de pareja.
Es por esto que uno de los factores más importantes para lograr una relación sana y satisfactoria con la pareja es tomar en cuanta la importancia de la comunicación abierta, tener flexibilidad para entender al otro al igual que queremos ser entendidos, aplicar la tolerancia y respeto ya que no todos pensamos de la misma manera y ambos miembros de la relación tienen el mismo derecho de expresarse. Saber también que nuestra comunicación es constante a pesar de que a veces no utilicemos palabras y esto tiene mucho poder también. Otra parte de la comunicación es la escucha, una escucha cálida en la cual se permita al otro hablar, recordar que tiene las mismas ganas de hacerse entender que uno mismo. Hay una frase muy linda sobre esto, dice: "el ser humano la mayoría de veces escucha únicamente para poder responder, sin embargo la esencia de la escucha real es lograr entender". Para esto creo que el recordar el amor, el cariño, la compañía y dedicación que nos da la pareja facilitará el escuchar lo que tiene que decir, así como también facilitará el expresarse con palabras y tonos adecuados, manteniendo siempre el respeto y la sinceridad que son básicos en una relación amorosa.
En este blog quiero contarles un poco del trabajo que hacemos los psicólogos, también aclarar algunas dudas y compartir de forma sencilla algunos tips que pueden ser útiles para todos.
jueves, 14 de agosto de 2014
jueves, 7 de agosto de 2014
COMUNICACIÓN Y COMPORTAMIENTO ASERTIVO
Las personas deben estar preparadas para
manejar inteligentemente los conflictos interpersonales. Estos surgen
naturalmente, debido a que los individuos tenemos creencias, sentimientos y
deseos divergentes. De no manejarse con cuidado, estos conflictos pueden causar
sentimientos de inseguridad, exclusión, irritación y frustración.
Tales situaciones de tensión pueden
prevenirse por medio de un comportamiento asertivo responsable. Sin embargo,
muchas personas obvian el valor de promover la comunicación y el comportamiento asertivo. Algunas
personas que se oponen al entrenamiento en asertividad debido a que confunden
el comportamiento asertivo con el agresivo. La “asertividad”, no significa que se demande los deseos y derechos en forma
ruidosa y ofensiva. Entrenar a alguien para ser
asertivo NO significa convertirlo en un ser calculador y manipulador, que intenta
controlar a los otros con el objeto de lograr fines egoístas. No se debe temer que la
asertividad transforme a personas agradables en seres rebeldes e irritables.
Nada podría estar más alejado de la realidad.
El hecho es que el comportamiento de las
personas fluctúa entre la pasividad y la agresividad, y el comportamiento
asertivo se ubica entre esos dos extremos. La asertividad se basa en valores
humanos que sólo pueden ser beneficiosos para la comunicación interpersonal.
En un clima adecuado, los individuos pueden
lograr defender sus derechos y conseguir lo que se desea sin perjudicar a otros ni ir en contra de los derechos ni sentimientos de los de más. La comunicación y actuación asertiva ayudan a que las personas controlen su
comportamiento (siendo menos temerosas y más expresivas). Al aplicarse correctamente, la asertividad establece
un balance de poder entre individuos en conflicto, de manera que cada uno
obtenga provecho de la interrelación. El propósito no es someter a otros, sino
más bien asegurar la satisfacción mutua en la resolución de conflictos.
La meta principal de la asertividad consiste
en mejorar la auto imagen y aumentar la efectividad en situaciones sociales y
profesionales, esto puede lograrse solamente si comprendemos y respetamos los
derechos individuales.
La comparación de los patrones de
comportamiento asertivo, agresivo y pasivo, provee una visión sobre los beneficios
personales, profesionales y organizacionales que aporta el conocimiento
asertivo responsable.
El comportamiento pasivo ocurre cuando la
persona renuncia a sus derechos por complacer a los demás. Los derechos de los
individuos pasivos son violados, bien sea porque ignoran sus propias
necesidades o porque permiten que otros abusen de sus derechos. Estas personas
usualmente justifican su comportamiento con el supuesto deseo de no querer
crear problemas o involucrarse en situaciones desagradables. Generalmente
aceptan toda crítica, sintiéndose culpables y se disculpan aun cuando la
crítica sea injusta.
Cuando surgen conflictos interpersonales
inevitables, típicamente, las personas pasivas no expresan sus opiniones o
sentimientos tratando de ocultarlos. Nuestra cultura promueve la pasividad al
enseñar a los individuos a no expresar sentimientos por el miedo de ofender a
otros. En realidad, tal comportamiento motiva a otros a aprovecharse de la
situación y a infringir los derechos de la persona pasiva.
Cuando los individuos sienten que deben
comportarse y/o comunicarse asertivamente pero reaccionan con pasividad, disminuye su
autoestima. Aunque algunos manifiestan admiración por las personas pasivas, lo
que realmente les agrada es el no ser obstaculizados por ellas.
Aun cuando la pasividad ayuda a evitar los
conflictos, las personas pasivas usualmente se sienten explotadas, no tomadas
en cuenta, indefensas, molestas o resentidas. No sólo pierden el respeto de
otros sino, aún más importante, el respeto propio.
Los efectos de la continua pasividad son
acumulativos y en último término, devastadores. La pasividad continúa minando la auto-confianza y, en algunos casos, causa depresión severa y un
sentido general de incapacidad.
Los individuos pasivos, pocas veces aceptan
la responsabilidad por la calidad de sus vidas. Algunas veces, cuando se les
presiona demasiado hacia una situación desagradable, pierden el control sobre
sus emociones y reaccionan de forma explosiva. Sin embargo, lo más común es que
jueguen al mártir silencioso, culpando secretamente a los demás por su falta de
autoestima. Rara vez se dan cuenta de su responsabilidad por su situación
infeliz.
Por el otro lado, el
comportamiento agresivo ocurre cuando las personas pelean por sus derechos de
tal manera que llegan a violar los derechos de los demás. Los individuos
agresivos con frecuencia se comportan ofensivamente y utilizan el sarcasmo y la
intimidación para dominar a otros. Tienden a emitir señales sutiles de que
crean climas de comunicación defensiva y provocan discusiones y hostilidades en
lugar de promover la cooperación. Independientemente de cómo se manifieste, el
comportamiento agresivo desmoraliza a los demás.
El comportamiento agresivo puede promover un
círculo vicioso. Las personas agresivas discuten a menudo para defenderse de
las críticas que ni siquiera han sido emitidas. Ello se debe a su vulnerabilidad
ante amenazas (reales o imaginarias). A su vez, el comportamiento promueve una
reacción de antagonismo en los demás.
En efecto, las personas agresivas intentan
destacar a costa de la autoestima de otros. El propósito de esta agresión es
dominar o humillar a otros en lugar de expresar los sentimientos honestamente.
En los encuentros agresivos, los participantes se ven forzados a adoptar
posiciones antagónicas.
El comportamiento agresivo se manifiesta de
muchas maneras, todas improductivas. Al igual que las personas pasivas, los
individuos agresivos se preocupan por su incapacidad de establecer relaciones
amistosas y resolver conflictos satisfactoriamente. A largo plazo, el
comportamiento agresivo sólo produce consecuencias desfavorables: nadie gana,
todos pierden.
La comunicación asertiva y el comportamiento asertivo ocurren cuando los
individuos defienden sus derechos sin que ello implique violar los derechos de
los demás. La asertividad implica expresiones directas, honestas y apropiadas
de nuestras creencias, necesidades y sentimientos. Significa auto respeto; es
decir, valorarse a uno mismo y tratarse con tanta inteligencia y consideración
como merece cualquier ser humano.
Al comunicarnos con personas agresivas,
podemos saber cuáles son sus posiciones, ya que expresan lo que piensan. Sin
embargo, la asertividad no implica que uno pueda hacer o decir cualquier cosa
bajo el pretexto de la franqueza. La comunicación asertiva, madura, nos lleva a
ser responsables de nuestras acciones.
Debido a que las personas asertivas consideran
que todos los individuos tienen iguales derechos a expresarse honestamente,
demuestran que respetan a los demás tanto como a sí mismos. Por lo tanto la comunicación y comportamiento asertivo aumenta la autoestima, conlleva al desarrollo del
respeto mutuo y al logro de las metas propias sin sacrificar la de otros.
Dar a conocer nuestras necesidades y tomar
responsabilidades por nuestras acciones, disminuye la tendencia a culpar a
otros o a vengarse de ellos cuando no se alcanzan las metas propuestas. Las personas asertivas pueden escuchar las
críticas, evaluarlas si son pertinentes y luego negociar los cambios de
comportamiento deseables.
Mientras
que el comportamiento agresivo sacrifica los derechos de un individuo para que
otro se beneficie, el comportamiento asertivo se enfoca en negociar cambios de
comportamientos razonables y mutuamente beneficiosos.
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