Las relaciones de pareja, como todos sabemos, sea por experiencia propia o por lo que vemos en nuestro entorno, no siguen una línea estable. Las crisis se presentan en todas las relaciones y se debe notar que pueden suponer cualquiera de los dos extremos, fortalecimiento o ruptura irremediable, esto dependerá de la intensidad y de la frecuencia de las crisis.
A veces, pequeños descuidos o pequeñas molestias del día a día que al parecer no tienen el peso suficiente para ser considerados "problemas" pueden ser el inicio de algo que nos llegue a saturar si no se atiende en el momento y de la manera correcta.
Es usual cometer el error de callar o aguantar en vez de hablarlo con cariño y respeto con la pareja. Esto de aguantar puede darse porque tal vez creemos que no es tan importante, o porque tengamos miedo que termine en pelea o porque simplemente no tenemos la suficiente confianza en nosotros mismos para decir lo que no nos gusta...sea cual sea el caso, debemos saber que resulta muy importante hablar las cosas a tiempo antes de que sea muy tarde.
Otra conducta usual es comenzar a explicar o justificar en nuestra mente la acción que nos incomoda sin llegar a hablarlo con nuestra pareja y contrastar lo que creemos que sucede con lo que realmente sucede... en serio, podemos llevarnos grandes sorpresas si damos el paso de abrir la comunicación para poder entender al otro y dejarnos entender a nosotros mismos.
Para las parejas que ya conviven, se sabe que esto supone un gran desafío en cuanto al ajuste del uno al otro, esto dejando de lado cuanto puedan quererse y desear vivir juntos, se sabe que existirán diferencias que deberán ser negociadas y conversadas. Será de esperar entonces que algunas cosas incomoden al otro, esto puede darse incluso sin que nos demos cuenta, pero también existirán cosas que SI notemos que incomodan y será ahí donde se puede hacer diferencia entre caer en el rechazo y distanciamiento y lograr una comunicación abierta y empatizar con tu pareja.
No es infrecuente que, en lugar de afrontar la realidad como es y buscar la mejor manera de hacerlo, se le reproche a la pareja con frases como: "No entiendo porque te molestas si no es para tanto!". Si lo vemos de manera objetiva, no importa el porque se está molestando, lo que importa es que hay algo que ya lo tiene molesto y sería bueno poder conversarlo, de nada servirá decir que no se moleste, al contrario, esto puede solamente llevarlo a molestarse más.
Será en este tipo de situaciones en las que hay que poner en práctica la empatía para poder conversar y entender ambas partes, para poder encontrar alternativas que satisfagan a los 2.
Hay otras ocasiones en las que se trata de pequeños detalles que se repiten con frecuencia para los que no se ha generado ningún mecanismo de defensa pero van minando la relación de manera casi imperceptible. En estos casos, cuando ya se llega a detectar que algo anda mal, será importante dar el primer paso de manera individual y pensar como tu mismo puedes mejorar las cosas que notas que van minando de a pocos tu relación y que puedes hacer al respecto, para luego pasar a pensar que como podría tu pareja arreglar las cosas que a ti te molestan, de esta manera, en vez de abrir la comunicación al respecto con quejas y de una manera que pueda parecer que uno busca culpables, se abre con ideas de posibles soluciones.
Estas son situaciones de las que nadie está libre lamentablemente y se debe siempre saber que con un tiempo de reflexión si se puede llegar a encontrar la manera de comunicarse bien con la pareja, la clave será siempre utilizar la empatía, recordar que a pesar de que podemos estar molestos estamos hablando con alguien que queremos y que es importante en nuestra vida y que nuestro propósito no es herirlo, sino solucionar un asunto de la mejor manera posible y para llegar a eso debemos estar dispuesto a hacer algo, no solo esperar que el otro sea quien hace las mejoras o cambios 😉.
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